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Durante la Shoá, los judíos fueron asesinados en una multitud de formas, entre ellas por gas, disparos, quemados, ahogados o enterrados vivos, agotamiento por trabajos forzados, hambre, epidemias, privación de atención médica y condiciones higiénicas mínimas, y más. Algunos judíos se quitaron la vida para evitar ser arrestados y perseguidos o para poner fin a un incesante y desesperanzado sufrimiento. Decenas de miles de soldados judíos que sirvieron en el ejército soviético y fueron capturados como prisioneros de guerra fueron seleccionados como judíos y asesinados. Muchos fueron registrados como “desaparecidos en combate”.